maldita semana
Todo comenzó el miércoles con una llamada. Mi Enano, querido hermano, nos aviso que un tío había muerto. No es que sea el más cercano de los parientes, pero da la casualidad de que había soñado con matrimonio, ósea con muertes, y al parecer se estaban cumpliendo. Además, que soy de esas hadas que creen en que la muerte siempre toca a la puerta tres veces. Ya sabía de una pero faltaban dos ¿quiénes podían ser los siguientes? ¿Serían cercanas o más bien lejanas?
Con la cabeza llena de grillos me prepare para ir a un funeral al día siguiente. Creo que hay algo por lo que me castigan desde la azotea o al menos quieren que aprenda bien una lección, aún no sé cual es, por lo que repiten esto una y otra vez...
En fin, el día jueves se suponía que debía ir al benedictino funeral, mas el trabajo impidió que asistiera. De alguna manera sentí que me había librado del mal rato, ilusa de mí. Por que apenas entre en mi dulce morada cuando nuevamente el teléfono sonó, no quería contestar, pero no tenía otra opción... Y la noticia no me sorprendió, Don Efraín había muerto, por lo que tenía un nuevo funeral el sábado.
Sé que es ser más que egocéntrico el creer que de alguna manera las cosas siempre tienen una relación conmigo, pero había algo en el aire que me decía que al menos en esta ocasión era así. Es que esa misma tarde me encuentro con que al volver a casa me está siguiendo un auto, se que suena a paranoia, mas las antenitas de vinilo me avisaban de un peligro… ¿Por qué no se equivocaron? Al acelerar el paso y mirar quién iba en el auto me di cuenta de que era Claudio. Sé que no he relatado esa parte de mi historia, pero basta con resumir que es la peor de mis pesadillas y el más grande temor que tengo es que Vuelva a Aparecer. Bueno eso sucedió.
No creas que terminan mis peripecias, porque aunque tenía esa sensación de quedarme en casita, comiendo chocolate y tapada hasta la cabeza, se me ocurrió la brillante idea de ir al cumpleaños de Truco. Era un momento para borrar todo lo que me había pasado, intentar que la gente me hiciera sentir segura, como si nada malo hubiera sucedido y que todo seguía bien, pero nuevamente mi querida azotea se superó… En el cumpleaños me tope con un malvavisco gigante y una maga trunca, la guinda de la torta. Sólo eso me faltaba para poder decir que no debí levantarme de mi cama, menos salir de casa.
¡Maldita Semana! Me encantaría poder olvidarla, pero todavía falta que Sadman toque nuevamente a mi puerta… De momento necesito una sobredosis de chocolate para asimilar lo que sucedió y un fuerte abrazopara esta
Hada Fatalista.