lunes, abril 14, 2008

Inseguridad


Se dice que por el sólo hecho de ser mujer se es insegura. Como si fuese una característica debida al género al que pertenecemos. Pero, lo que más me molesta de esa afirmación es que, al menos en mi caso, es cierta.
No todas tenemos la suerte de ser bellas,atractivas o lindas. No por ello hay menos mujeres bellas que antes, simplemente hoy somos más inseguras; y cómo no serlo cuando la industria del entretenimiento y la moda se encarga de una y mil maneras de mostrarnos aquello que se espera de nosotras.
Suena a divagación, pero el origen es un matrimonio al que fui. Se suponía que es una oportunidad para pasarlo bien y disfrutar con los amigos, pero todo ello se vio opacado por la presión del como tenía que verme. Qué vestido debía usar, el peinado, los accesorios, las uñas y el perfume, un sin fin de cosas. Todo eso, para que otro grupo personas, igual o más estresada que uno, se encargara de analizar el look con que ibas.
Mi acompañante me preguntaba: ¿Por qué de tanto estres? ¿Por qué ceder a la presión de los demás? ¿Cómo es posible que te afecte tanto?
Y me encontré sin respuesta alguna a esas preguntas, sin saber que decirle o decirme. Con la sensación de ser la mujer más tonta del mundo por preocuparme por esas cosas, y sin posibilidad de redención. Pero, en la fiesta me dí cuenta de que la gran mayoría de las mujeres ahí presente se encontraban en el mismo dilema que yo, mirando a su alrededor y envidiando a aquellas afortunadas que parecían bellas a sus ojos, dudando de las elecciones hechas aunque no había ya solución.
Hoy al recordar lo que fue el matrimonio y lo cansada que estaba de tanto correr en busca de una perfección que no alcance, me doy cuenta de lo tonta que soy. Me preocupe más del envoltorio que de pasarlo bien y disfrutar, de los demás y lo que dirían en vez de comer, tomar y reír al lado de los míos...
Tal vez eso mismo le ocurrió a Marilyn, y se olvido de lo demás, de ella misma. Espero que esto me ayude a no terminar como ella, una belleza triste.


Un Hada no tan bella

1 Comments:

Blogger Marcelo Venegas Maldonado said...

Y, para esos días, sirve recordar que hay calles sin vecinos, por donde pasan historias semejantes. Es la gran vía del alma, la luz del pensamiento que salva de este mundo, entre los dos grandes extremos conocidos: la enceguecedora esperanza y la ciega desazón. Allí, en el medio, está la vía de los sabios, que no van ni más rápido ni más despacio que el ritmo de su propio corazón.

8:10 p. m.  

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