jueves, febrero 08, 2007

Vacaciones: La Travesia

Hace pocos días que volví de vacaciones. Fuimos al Lago Villarica, y he de reconocer que es la zona más austral que conozco.Nos fuimos un Martes de mañana, y el auto parecía llevar la mitad de las cosas de casa, entre la bruma de un día que asombrosamente parecía de otoño. Lentamente fuimos acercandonos a la panamenricana en dirrección al sur. El viaje prometía ser largo y cansador, más aún cuando tienes que trabajar en el camino, pero la esperanza de conocer nuevos rincones de Chile y ver un paisaje verde esmeralda, fuerón suficientes para llenarnos de ilusión.

*Nota: Hablo en plural por que no fui sola, sino con mi Caballero andante y con el Piojo.

Al acercarnos a Los Saltos del Laja nos desviamos de la carretera para verlos, realmente para que yo los viera.Dejamos estacionado el auto, cruzamos un puente para encontrarnos frente a frente con aquel grupo de cascadas. De alguna manera mientras la miraba a la distancia me recordaron a Fos de Iguazú, ya se que hay que guardar las proporciones y las diferencias de entorno, pero ese río color turquesa que me invitaba a bañarme, y el sonido estruendoso del agua al caer me llenarón por dentro. Obviamente sacamos el set de fotos correspondientes y nos acercamos todo cuanto pudimos caminando, por lo que recibimos una agradable ducha fría... Al menos ya hacía algo más de calor.
El camino continuaba por delante y el paisaje ya nos indicaba que dejabamos la zona central para adentrarnos en el sur de Chile. -Sé que sueno a propaganda del SernaTur, pero era mi primera vez y espero que no sea la última, jejejeje.- Los bosques iban apareciendo y los prados de trigo y pasto se sucedían uno tras otro, al igual que las vacas y las ovejas.LLegamos al cruce con Freire, la distancia se acortaba y faltaba menos para llegar a nuestro destino. Fue entonces, cuando por una carretera casi rural, el paisaje cambio definitivamente...
A lo lejos y frente nuestro se alzaba el Volcán Villarica, de alguna manera me recordó a los faros que guían el camino de los barcos a un puerto seguro, mientras a nuestro alrrededor se apretaban los bosques de Coigues y Canelos, en ese momento lo único que me preocupaba era poder tener una oportunidad de recorrerlos y llenarme de ellos.
En un abrir y cerrar de ojos, ya entrabamos en Villarica, pequeña ciudad con sabor a pueblo. La verdad es que a esas alturas del viaje sólo quería poder bajarme del auto y estirar las piernas, pensando ceriamente en no sentarme en un buen rato, pero aún faltaba algo de camino por recorrer. ¿Te has dado cuenta lo largo que se hacen los últimos kilómetros para llegar a algun lugar?? Bueno en esta oportunidad tuve plena conciencia tanto de los kilómetros como de los músculos que tengo en el trasero.
Y al fin llegamos, pero aún nos quedaban cosas por hacer antes de poder disfrutar de aquello que nos rodeaba. Y es que apenas llegamos nos bajamos del auto y comenzamos a descargarlo, primero la Carpa (Sí, fuimos en carpa, pero no te rías o no te cuento más :P).Ya te imaginas mi gran aporte. Yo, que la última vez que ví una carpa fue hace más de 10 años, bueno me tocó no sólo reencontrarme con ellas sino que armarlas, por suerte mi querido Caballero Andante tiene gran experiencia en ello, porque tuve que reconocer que no sirvo y limitarme a simplemente no estorbar, lo cual no me importó lo más mínimo, jejejeje. Luego de acomodar todo aquello que llevabamos pude admirar el lago.
Qué quieres que te diga? Parecia un espejo de agua cuando lo mire por primera vez, calmo y transparente, claro que esa imagen no duró mucho tiempo, pero en esos momentos era... El epítome de la tranquilidad. Y al fondo, cual gigante con sienes de plata, el Volcán Villarica.Uf!! Las noches cuajadas de estrellas, y el volcán encendido de rojo en la cumbre, era la última visión del día. Las noches pacíficas y arrulladas por el sonido de los grillos y de las olas del lago, fuerón el bálsamo que necesitaba. He de confesar que extrañe mi cama y a mi gente, pero que una vez reincorporada a la máquina que llamo vida cotidiana, hecho en falta aquella paz, aquellos sonidos y la posibilidad de ser siempre... YO!!