jueves, febrero 08, 2007

Vacaciones: El Regreso.

Hace algunos días, más bien cerca de un mes que estoy intentando resumir lo que fueron mis vacaciones. Ya sabrás que no es parte de mis cualidades la capacidad de resumir lo que quiero decir, menos aún el poder relatarlo con algo parecido a un intención, sólo me limito a contar aquello que todavía se encuentra en mi neurona dando vueltas.
Los días se iban deslizando lentamente, sin prisa alguna. Sé que en alguna parte de mi mente se encontraba oculta la fecha en la que debíamos emprender el retorno, pero por alguna razón que aún no logro comporender, me resistía a recordarla permanentemente, simplemente teníamos qeu volver.
Con esa sensación el el estómago, disfruitamos los últimos días. Y he de decir que hay algunas cosas que No vuelvo a repetir! No estoy tan loca, es que se me ocurrió que no puedes haber pasado tiempo frente a un lago y no haberte bañado nunca en él, con eso en mente se me ocurrió la brillante idea de meterme al Lago. - No te rías.-
Te imaginas lo que sucedió a continuación. Sí, esta hadita caminando lentamente entre las piedras de la orilla camino a esas aguas cristalinas que besaban la playa, sin pensar en que el agua estuviera helada.
¿Helada? Que digo, estaba CONGELADA. Y yo en la mitad del Lago tiritando hasta el punto en que castañetean los dientes, prometiendo a quién quisiera oír que nunca más lo haría, mientras me preguntaba quién me había dado la brillante idea de meterme en ese Lago y por qué ninguno de mis compañeros de camping me dijo que estaba tan fría?
Cuando finalmente logre salir de esas aguas, el resto estaba doblado de la risa en la playa recordando lo que habían oído, además de ver mi cara y oír el ruido de mis dientes al chocar entre ellos, no puedo decir que me comportara de manera digna, menos pasar desapercibida.
Luego de este "jocoso" incidente, nos preparamos para comer, concietes de que al día siguiente deberíamos retornar a este bosque.
El día del Retorno, nos levantamos algo más temprano que el resto de los días, tomamos desayuno y comenzamos a desmontra la población callampa que teníamos. Te imaginarás la odisea de intentar que la ropa entrara en los bolsos, las carpas en las cajas, pero lejos lo más díficil de guardar fuerón los sacos... Es que sin importar cuanto nos esforzáramos por plegarlos, no lograbamos que volvieran a entrar en las bolsitas de las que los sacamos. Peleas, miradas que matan, tirones y ningún resultado, lo que se unido al genio de mi querido Caballero Andante, quien no se caracteriza precisamente por la paciencia, hizo de esos momentos uno de aquellos en los que piensas seriamente en no volver a repetir la experiencia, claro que no duro mucho. Lo sé soy fácil y me vendo barato, pero no hay nada que pueda negar frente a una barra de chocolate, Jejejejeje!!
Nos subimos al auto cargado como si fuéramos a mudarnos permanentemente, nos despedimos de los luagres que nos acogierón y giramos la proa de nuestra nave en dirrección Norte, de vuelta a Santiago. No puedo negar que el trayecto no fue el más agradable, y es que como buena hadita que soy quería entrar a recorrer todos aquellos lugares que se insinuaban en el camino, lo cual me fue brutalmente negado por el capitán de barco, razón más que suficiente para que esta niña se taimara y guardara silencio sepulcral por casi todo el trayecto de vuelta, qué agradable compañía era en ese momento, no crees??
El camino me lo dormí casi todo y cuando veniamos entrando a los deslindes del Bosque, me digne a abrir mis lindos ojitos. A esas altura ya no me acordaba del motivo de mi enojo, así que me desenojé e intercambié palabras con los demás, claro que sin reconocer que ya no recordaba lo que originó mi taimada.
*Shhh!!! no se lo cuentes a nadie, porque lo voy a negar hasta la muerte.